Para cuidar tu energía de tarotísta
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Muchas veces me escriben personas que están iniciando el camino como tarotístas, algunas de manera independiente y autodidacta, lo cual amo!!! me encanta porque yo me inicié así…después busque maestros o guías!.
El libro de Madretierra Tarot tiene TODO para que inicies tu CAMINO DE TAROTISTA!!! Y desde luego que si querés profundizar o transitar el camino acompañada puedes tomar la formación.
Una de las preguntar recurrentes es como me protejo!
Comprendiendo que siempre que compartimos con otros seres, hay un intercambio de energías, pero aún más cuando uno de ellos esta bajo energéticamente y el otro tiene como objetivo acompañarlo, visionarlo, anclarlo.
Siempre las energías son parte de nuestras vidas y se mueven según con quien nos juntamos y el propósito de este encuentro.
Por lo que yo siempre recomiendo, anclar en la sala de consultas un altar. un espacio donde sea vórtice energético… y no sea el lector o tarotísta el «pararrayos» como diría mi amada Vicki Noble, autora del tarot Madrepaz.
Ella nos transmitía que nosotros nos predisponemos como canal, como pararrayos de la energía que baja del cosmos hacia la tierra y quienes nos rodean.
Una vez que el altar esta anclado encendido, activado. Pasamos a nuestro cuerpo…Y allí buscamos a nuestras aliadas las más sabias, las antiguas, las piedras.
Puedes tenerlas en la mesa, una selenita, un cuarzo cristal como amplificadores, antenas. Pero también puedes llevar sobre ti, alhajas de turmalinas, obsidianas, espejos para que quede allí la energía y no ingrese a tu cuerpo.
Una sabiduría de las abuelas, es la faja o el cinturón rojo…. protegiendo la zona del ombligo. Este es un vórtice de energía giratoria. Es la cicatriz que nos recuerda que por allí nos anclamos a la vida. Es a través que nos alimentamos y respiramos cuando estábamos en gestación por lo que la memoria de este chakra se activa y tiene a generar lazos con el exterior , nos nutrimos y respiramos energéticamente desde allí. Es por ello que las abuelas en ceremonia, rituales o sesiones, nos enseñan a tapar el ombligo para que mantengamos nuestra energía pura.
Un consejo, que me llevó mucho tiempo aprenderlo, invito al que está dando el servicio a hacerlo de una manera empática pero con distancia emocional. Es decir puedo comprender y aceptar la realidad del consultante pero no me puede afectar emocionalmente. Simplemente porque el consultante no busca alguien con quien llorar, sino alguien lúcido que lo pueda guiar.
Las emociones cuando se desbordan nos nublan la razón y no permiten ver que hay detrás de ello. Nuestro consultante ya sufre por ello, no se alivia el dolor si somos dos los que sufrimos. Necesitamos mantener nuestra postura de tarotísta y observar.
Por último recordarte que después de un día de sesiones de tarot lo mejor es que te bañes con plantas limpiadoras o simplemente sal gruesa. También puedes recostarte sobre el césped o la tierra, para descargar los excedentes.
Espero te sean útiles mis consejos!
Cuentanos y tu, como te proteges en una lectura de tarot?