Quiero contarte mi proceso personal con las plantas.

Cuando era pequeña adoraba las plantas, mi abuela con quien vivía les hablaba y las cuidaba y me transmitió su amor y saber. Siempre comprendí a las plantas como si fuesen seres sutiles muy sabios, con mucha generosidad. Mi abuela me hablaba de su crecimiento, de lo que le le gustaba a las plantas, de su medicina, de como prepararlas. Y yo escuchaba atentamente y repetía.

Pero al ir creciendo me olvidé de ellas, y de nuestra conexión… como la conexión con muchas cosas de la tierra. La adolescencia me encontró sola, enojada con mis padres y con mucho lugar para el raciocinio y poco espacio para la intuición…y obviamente sin herramientas para lograr mis propósitos…. había perdido la magia y a mis aliadas… ya no creía en mis poderes y mucho menos en mis sueños.

Estaba segura que las plantas no me querían y todas se morían. 

Cuando fui madre por primera vez, fue que la magia volvió a mi, y todo lo que en ella habitaba. Claramente atravesar ese túnel entre la vida y la muerte en el parto, fue un volver a mi, como si en ese instante nos hubiésemos parido mi hija y yo…. lo instintivo, no innato, lo mamífero dentro del mismo parto me llevó en un viaje a 1000 leguas dentro de mi y volví con todos mis poderes restaurados!…

Costó recordar como usarlos… pero estaban allí latentes… y las plantas poco a poco también volvieron…

No puedo negar que el proceso de reencuentro no fue fácil… en principio solo estaba la intensión… no podía escucharlas, sentirlas y mucho menos conectar con ellas, por lo que o se morían secas, o se morían ahogadas, o se morían al rayo del sol o se morían en la helada.

Yo no desistí porque recordaba que laguna vez hubo algo entre ellas y yo….

Continué insistiendo con las más reas, esas que crecen siempre y en cualquier situación… y así fue que logré algunas flores….

Un día mi tía, que amaba las plantas se mudó de ciudad, y todas sus plantas fueron a parar a mi casa…. fue como si un camión volcador llegara a mi puerta y me arrojara una marea de plantas… de todos los tamaños, de todas las formas, con todas las mañas además!!!

Mi tía me dejaba su bien más preciado, con mucha confianza y amor… fue intenso… pero las ame.

Si así no bastaba la intensión… necesitaba amarlas! ellas cambiaron la energía de mi hogar, de pronto este se volvió verde, fresco, con una alta vibración… solo la responsabilidad de regarlas, cuidarlas del sol del frío, me ayudó a observarlas….

Al observarlas tuve que investigar en libros y vecinas, porque en aquel tiempo no había internet. Y comencé a escuchar, a aprender, a sentir y la comunicación se volvió cada vez mas fluida, y de pronto recordé todo lo que mi abuela me enseño de las plantas. Me di cuenta que a mi abuela le gustaba la medicina de las plantas y a mi tía la belleza, y todo eso brotó en mi.

Comencé a experimentar su multiplicación, sus medicinas, sus propiedades. comencé a elaborar jabones, tinturas, perfumes como cuando era niña… y todo volvió a mi…. Armé mi laboratorio y me mudé con plantas y laboratorio por lo menos 5 veces hasta que logré mi hogar en mi tierra… y en él toda esta medicina expandió y se multiplico.

Si tengo que dar un consejo con respecto al saber de las plantas te diré:

-Intensiona su compañía

-Ámalas

-Escúchalas

-Siéntelas

– Y aprende de ellas

Zulma Moreyra

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